«No
hay principio fuera de la mente» no es lo mismo que «fuera de la mente no hay
principio»: reflexión acerca de la aplicabilidad del idealismo en Wang Yangming
La motivación de
este trabajo parte de la siguiente pregunta: ¿es apropiada la traducción de xinxue 心學
por «escuela idealista»? Mi hipótesis es que no, y que debido a esta traducción
existen numerosas (mal)interpretaciones que consideran a Wang Yangming 王陽明 (1472-1529) ―cuyo
nombre de nacimiento era Shouren 守仁,
y el de cortesía Bo’an 伯安―
como un exponente idealista dentro de la corriente neoconfuciana o de la «escuela
del estudio del dao» (daoxuejia 道學家) durante la dinastía
Ming (1368-1644) (Henke, 1914; Chang, 1962; Chan, 1963, 1969; Neville, 1977;
Lee, 1982; Liu, 1983; Yao, 2000[1]). A
mi parecer, una traducción más acertada sería la de «escuela de la mente» (Cheng,
2002). En este brevísimo estudio trato de argumentar la no pertenencia de Wang
Yangming a una corriente estrictamente idealista.
Lo cierto es que diferentes formas de «idealismo»
han ido surgiendo a lo largo de la historia, como podrían ser la visión
cristiana de que Dios es una causa inmanente, cuya realidad es superior a su creación;
o como las mónadas de Leibniz, a través de cuya relación podemos percibir el
tiempo y el espacio. Sin embargo, la mayoría de autores tienden a asociar el
concepto de «idealismo» con la idea de inmaterialismo, personificada en la
figura de Berkeley, para quien existir es meramente percibir; el idealismo
trascendental de Kant, para quien la realidad es independiente únicamente
porque nuestra mente así la estructura a través de la experiencia; y el
idealismo absoluto, asociado a figuras como Hegel o Bradley, quienes consideran
que el mundo es ulteriormente comprensible mediante ideas objetivas o absolutas
(Geymonat, 2006). Al fin y al cabo, el término «idealismo» no es más que un concepto
que ha nacido y se ha desarrollado únicamente dentro del marco de la filosofía
europea, de ahí que sea cuando menos sensato otorgar la posibilidad de un mal encaje
con otras formas de pensamiento.
Si
bien Wang Yangming se caracteriza por un dinamismo intelectual, espiritual y
práctico a lo largo de su vida (técnicas de longevidad del daoísmo, escrituras
budistas, estudio de los clásicos, composición de prosa y poesía, artes de la
guerra, carrera de oficial, de educador, de comandante, etcétera), no obstante
comparte el marco metafísico propio de la mayoría de neoconfucianos; esto es,
todo está constituido por li 理 («coherencia»[2]) y
qi 氣
(«energía»). Además, también comparte la separación entre li universal (tianli 天理), compartido por todas
las cosas (wu 物), y li individualizado, manifestado mediante
qi. De ahí se infiere que lo que hace
diferente a las cosas es tanto li
como qi (Tien, 2010: 298).
Sin
embargo, para Wang Yangming «mente es li»
(xin ji li 心即理),
mientras que para la ideología neoconfuciana oficial de su época, ortodoxia conformada
por las doctrinas de Chen Yi 程頤
(1033-1107) y Zhu Xi 朱熹
(1030-1200), «naturaleza es li» (xing ji li 性即理).
Lógicamente, pues, también existen dos formas distintas de buscar li. Para la «escuela del principio» (lixue 理學)
o «Cheng-Zhu», éste se alcanza (zhi 致) mediante el «examen
de la cosas» (gewu 格物); se sitúa fuera de la
mente y hace falta penetrar las cosas para comprenderlo. Contrariamente, para
la «escuela de la mente» (xinxue 心學) o «Lu-Wang», asociada
también a Lu Xiangshan 陆象山
(1139-1192), la única diferencia entre tianli
y el resto de li es que éstos están
perturbados por qi, por lo tanto, la
mejor forma de alcanzar la sabiduría no es tratar de hacer esfuerzos para explorar
los li manifiestos, sino preocuparse
por recuperar el tianli que reside en
nuestra mente, en «volver auténtica la intención» (chengyi 誠意[3])
mediante la eliminación de los deseos egoístas que la ofuscan. Wang Yangming,
al igual que Mencio 孟子 (370-289 a.n.e.), interpreta
gewu como «rectificación de las cosas
de la mente» tras la cual se puede extender el «conocimiento innato» (liangzhi 良知).
En este pasaje del Chuanxi lu傳習錄
(Notas sobre la transmisión de una práctica
moral), Wang Yangming deja claro este proceso de búsqueda:
Cuando se sirve a los padres, no
busquéis el li de la piedad filial en
los padres. Cuando se sirve al gobernador, no busquéis el li de la lealtad en el gobernador. En las relaciones con amigos o
cuando se gobierna al pueblo, no busquéis el li de la honradez y la benevolencia en los amigos o en el pueblo.
[Estos li manifiestos] están todos en
la mente. La mente es li [universal].
Cuando esta mente se libera de la confusión de los deseos egoístas, es idéntico
al tianli. No necesita que se le añada
nada de fuera. Si esta mente, idéntica al tianli,
se presentara (fa 發) para servir a nuestros
padres, entonces habría piedad filial. Si se presentara para servir al
gobernador, habría lealtad. Si se presentara en las relaciones con amigos o
para gobernar al pueblo, entonces habría honradez y benevolencia. Si tan sólo
esta mente hiciera un esfuerzo por expulsar los deseos egoístas y preservar el tianli, esto sería todo lo que habría
que hacer (Wang, 1919-1936: 1: 56-57, traducción propia del inglés [Tien, 2010],
así como en los próximos pasajes).
Con esta idea, ¿acaso dice Wang Yangming
que li se encuentra
fuera de la mente? A continuación presento algunos pasajes de la misma obra a
través de los cuales se ha conformado una interpretación idealista del autor,
pero donde en ningún momento se afirma tal hecho de forma concluyente.
Los principios de las cosas no están
fuera de la mente. Si uno mira fuera de la mente y busca los principios de las
cosas, uno no encontrara principios. [Por otro lado], abandonar los
principios de las cosas y buscar en la
mente de uno mismo, ¿qué se podría esperar encontrar? (Wang, 1919-1963: 2: 89)
Cabe recordar
aquí que Wang Yangming no representaba la típica figura del armchair philospoher, sino todo lo
contrario: se consideraba a sí mismo como un maestro espiritual, que dirigía
sus enseñanzas de acuerdo a las necesidades de sus estudiantes, a menudo con
sentencias directas, sin preocuparse tanto por «construir» un sistema de
pensamiento como por «aplicarlo» (Botton, 1977; Tien, 2010; Angle, 2010). Así,
pues, este pasaje debe entenderse como un énfasis en busca de la eficiencia,
esto es, en no perder el tiempo y las energías en buscar fuera lo que ya
tenemos dentro, en no tratar de alcanzar lo complejo, lo diverso, lo
excluyente; en propagar una ética de la virtud que se basa en las ideas de bueno/malo,
no centradas en la acción, sino en el carácter[4],
distintas de las ideas de correcto/incorrecto propias de la tradición europea
(Angle, 2010: 315-316).
Lo que quería decir Zhu Xi con la
examinación de las cosas es […] fijarse en cada cosa en busca de su li definido. Esto significa utilizar
nuestra mente para cada cosa y buscar el li
en su interior. Esto significa dividir la mente y el li en dos. Buscar el li
en cada cosa es como buscar el li de
la piedad filial en los padres. Si el li
de la piedad filial tuviera que buscarse en [mis] padres, ¿éste se encontraría
en mi mente o en mis padres? Si se encontrara en mis padres, ¿es cierto que tan
pronto como éstos se mueran mi mente carecerá del li de la piedad filial? (Wang, 1919-1963: 2: 91-92)
Para Wang
Yangming sólo tendría sentido buscar el li
fuera de la mente únicamente cuando no se encontrara en su interior, por eso,
cuando dice «[si] se encontrara en mis padres», se refiere a «[si únicamente]
se encontrara en mis padres», es decir, ya no sólo «fuera», sino en «sus
propios» padres. En ningún momento afirma que el li no se encuentre en los padres, más allá de encontrarse en la
mente.
Un amigo señaló a unos árboles en flor
en un acantilado y dijo: «No hay cosa bajo el Cielo que esté fuera de la mente,
pero estos árboles en flor en las altas montañas florecen por sí mismos y se
marchitan por sí mismos. ¿Cómo pueden estar conectados a nuestra mente?» (Wang,
1963: xxxiii)
El maestro dijo: «Antes de que
hayas visto estas flores, las flores y tu mente se encontraban en un estado de
inactividad (ji寂). Cuando vienes a ver
las flores, sus colores inmediatamente aparecen de forma clara. De esta forma
sabes que estas flores no están fuera de tu mente» (Wang, 1919-1963: 3: 143)
Tanto las flores
como la mente estaban en un estado de quietud antes de su contacto, pero tras
éste, estímulo y respuesta viajan en ambos sentidos, con lo cual el li de la mente y el li de las flores se reencuentran (lihui 理會). Es de esta forma
cómo se aprenden cosas nuevas. Este reencuentro, cual magnetismo, significa que
el li de las flores, incluyendo el li de su color, se encuentra también en
la mente, y no sólo en las flores; de la misma forma, el tianli no sólo se encuentra en la mente, sino también en las
flores. De este modo, interpreto que tanto
li como qi no sólo existen «también»
fuera de nuestra mente, sino que «deben» existir para poder conocer.
Si el Cielo no tuviera mi clarividencia (lingming 靈明), ¿quién
observaría su altura? Si la Tierra no tuviera mi clarividencia, ¿quién
indagaría en sus profundidades? Si los fantasmas y los espíritus no tuvieran mi
clarividencia, ¿quién distinguiría su buena o mala fortuna, o las calamidades o
bendiciones que traerían? Separados de mi clarividencia, no habría Cielo,
Tierra, fantasmas, espíritus, ni los diez mil seres (wanwu 萬物),
[…] no habría clarividencia en mí. Así, todos fluyen a partir de una única
energía vital. ¿Cómo pueden estar separados? (Wang, 1919-1963: 3: 157)
Aquí se infiere
de forma mucho más clara la interdependencia entre lo «interior» y lo «exterior».
Aunque Wang Yangming nunca explicitó que hay li ahí fuera, esto pareció deberse a una cuestión práctica para con
sus discípulos. Si el li de la mente
y el li de los diez mil seres
estuvieran separados, y más aún, si faltara uno de los dos, no se podría conocer;
sin embargo, podemos conocer. Es evidente, pues, que para Wang Yagming hay li en los diez mil seres.
Conclusiones
Este trabajo
peca de breve y a veces resulta difícil exponer algunas de sus ideas. De
cualquier modo, he intentado argumentar con pasajes propios de Wang Yangming
cómo su metafísica refuta la idea de que se trata de un pensador que abraza el
idealismo, término ya de por sí etnocentrista. Estos ejemplos sugieren que Wang
Yangming tenía mucho en común con el resto de pensadores neoconfucianos, a
pesar de que se acostumbre a remarcar sus diferencias. Así, pues, para este
autor el li debe buscarse en nuestra
mente, puesto que en ella «ya» se encuentran todos los contenidos u objetos de
las ideas (yi 意) y no es práctico
realizar grandes esfuerzos por encontrarlos fuera. Asimismo, sólo se puede
acceder al liangzhi si el tianli de nuestra mente entra en
contacto con los li exteriores, de
ahí que se deduzca, aunque Wang Yangming no lo explicite, que existen tanto li como qi fuera de nuestra mente, y que, por lo tanto, esto probaría que
el autor no posee una metafísica idealista como apuntan la mayoría de
interpretaciones. «No hay principio fuera de la mente» debería interpretarse,
pues, como «no hay principio que no esté en la mente», algo muy diferente a la
visión idealista «fuera de la mente no hay principio».
Fuentes utilizadas
Angle,
Stephen C., 2010, «Wang Yangming as a Virtue Ethicist», en John Makeham (ed.), Dao Companion to Neo-Confucian Philosophy,
pp. 315-335, Nueva York: Springer.
Botton Beja, Flora, 1977, «Wang
Yang-ming, un educador moderno del siglo XVI», Estudios de Asia y África 12 (3): 292-314.
Chang,
Carsun [Zhang Junmai], 1962, Wang
Yang-ming: Idealist Philosopher of the Sixteenth-Century China, Nueva York:
Saint John’s University Press.
Cheng, Anne [1997] 2002, Historia del pensamiento chino, Suárez
Girard, Anne-Hélène (trad.), Barcelona: Edicions Bellaterra.
Frisina,
Warren G., 1989, «Are Knowledge and Action Really One Thing—A Study of Wang Yangming’s
Doctrine of Mind», Philosophy East and
West 39 (4): 419-447.
Geymonat, Ludovico [1979] (2006), Historia de la filosofía y de la ciencia,
Bignozzi, Juana y Roqué Ferrer, Pedro (trads.), Barcelona: Crítica.
Lee,
Jig-chuen, 1982, «Wang Yang-ming, Chu Hsi, and the Investigation of Things», Philosophy East and West 37: 24-35.
Henke,
Frederich Goodirch, 1916, The Philosophy
of Wang Yang-ming, Londres: The Open Court Publishing Co.
—,
1914, «Wang Yang-ming, a Chinese Idealist», The
Monist 24 (1): 17-34.
Liu,
Shu-hsien, 1983, «How Idealistic is Wang Yang-ming?», Journal of Chinese Philosophy 10 (2): 147-168.
Neville,
Robert, 1977, «Wang Yang-ming’s ‘Inquiry on The Great Learning’», Process Studies 7 (4): 217-237.
Kelly,
Sean , 2011, «Homer on Philosophy», Philosophy
Bites, URL: philosophybites.com [archivo de audio].
Prevosti y Monclús,
Antoni (coord.); Doménech del Río, Antonio José y Prats, Ramón N., 2005, Pensamiento y religión en Asia Oriental,
Barcelona: UOC.
Tien,
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Wang Yangming», en Makeham John (ed.), Dao
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(Chuanxi lu傳習錄), en Obras completas de Wang Yangming (Wang Yangming quanji 王陽明全集), Shanghai: Shangwu
yinshuguan 商務印書館.
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1963, Instructions for Practical Living
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Nueva York: Columbia University Press.
Yanming,
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Yao, Xinzhong [2000] (2001), El confucianismo, Condor. María (trad.),
Madrid: Cambridge University Press.
[1] Éstos son sólo
algunos materiales que he adquirido y he estudiado de primera mano, algunos de
los cuales conocidos a través de Tien (2010); sin embargo, lo más probable es
que los autores que comparten esta malinterpretación sean la gran mayoría.
[2] La idea de li ha tendido y tiende a traducirse por «principio»;
sin embargo, según Angle (2010), los principios son respuestas que se pueden
exponer y aplicar en cada caso (visión europea), algo distinto a las respuestas
creativas apropiadas a cada circunstancia, que aportan satisfacción y rectitud
o virtud subjetiva, y que no miran al pasado para sondear los beneficios y los
inconvenientes (li 利 y hai 害).
[3] Cabe recordar
la diferencia entre «cheng 誠» confuciano y
la «sinceridad» europea. Para la tradición medieval en Europa, «sinceridad» se
refiere a algo secundario, a algo positivo o negativo según la «verdad» del
hecho o religión al que iba relacionado. El Romanticismo lo consideraba como un
valor en sí mismo, intrínseco al «yo», y con criterio para evaluar el mundo.
Para el confucianismo, la «verdad» y el «yo» son valores universales,
independientes, raíz de todas las demás virtudes, y por lo tanto, teoría, nunca
acarrea consecuencias negativas (An, 2004: 168).
[4] Para los
neoconfucianos, la virtud (de 德) tenía el
sentido de cierta moralidad innata en nuestra mente. Wang Yangming iba más
lejos y consideraba de el hecho de
alcanzar (de 得) esa naturaleza
interna. Para él, alcanzar la virtud no se puede hacer simplemente mediante
reglas o un autocontrol deliberado; es necesario un alto componente de
espontaneidad (Angle, 2010: 316), algo que precisamente se hace imposible de
explicar con enunciados lógicos. Para tener una mejor idea sobre la necesidad
de respuestas espontáneas, escúchese Kelly (2010).
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