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2013/12/03

Paisaje, identidad y migración: el paso de Ezochi a «Hokkaido»




Paisaje, identidad y migración: el paso de Ezochi a «Hokkaido»



Más allá del debate en torno a la conveniencia o no de los términos «diáspora» y «transnacionalismo» (Reis, 2004; Fais, 2010), parece más que evidente que de los flujos migratorios no sólo es importante analizar los desplazamientos físicos y las redes de conexiones, por así decirlo, conmensurables que se establecen. Del latín «migrare» (cambiar de residencia, moverse), el acto de migrar también debería aludir al aspecto psíquico y sensorial del ser humano. Es útil, aquí, coger prestada la concepción trialéctica del espacio de Henri Lefebvre, esto es, la interconexión entre «espacio percibido» (aspecto físico), «espacio concebido» (aspecto mental) y «espacio vivido» (aspecto corpóreo) (Lefebvre, 1974), siendo cada uno de ellos producto y factor de los otros dos restantes. Esta visión se podría entender como una derivación de la idea de «experiencia vivida» de Maurice Merleau-Ponty (1945), para quien toda percepción está corporeizada, es decir, que pasa inexorablemente por el filtro sensorial. De este modo, el espacio no sería únicamente un locus neutro potencialmente moldeable por, sino también un sujeto que moldea a los seres humanos.

Con este marco teórico de fondo, es interesante analizar la fase de re-conceptualización o «japonización» Meiji de Ezochi 蝦夷地 («tierra de los bárbaros») hasta convertirse en «Hokkaido»: el paso de lo ajeno a lo propio, de lo decrépito a lo civilizado, de lo estéril a lo productivo. A este respecto es notoria la aportación de Vivian Blaxell (2009), quien a través de tres personajes clave durante el periodo Meiji (1868-1912) analiza algunos de los procesos de destrucción y construcción más significativos del proceso de domesticación de la otredad en la isla.

En primer lugar la autora destaca la figura de Shima Yoshitake 島義勇 (1822-1874), quien fuera samurái del clan Saga. Con influencias neoconfucianas y del nativismo kokugaku, su visión del nuevo Japón imperial pasaba por una recepción de nuevas formas y tecnologías de Occidente inseparable de la política y cultura tradicionales propias. Entre sus aportaciones, destaca, en un primer momento, el Nyūhokki 入北記, un registro de sus experiencias en Hokkaido y Karafuto (Sajalín) entre 1856 y 1857, además de un poemario (kanshi) escrito durante sus viajes entre 1856 y 1862, donde narra el carácter inhóspito, desamparado y exótico de la isla, pero donde a la vez evidencia una necesidad de traducción visual y pacificación del entorno que le supondrá el uso de tropos y una sensibilidad por la naturaleza propio de la poesía y la pintura china nativizada, así como la inclusión de deidades sintoístas e incluso la inclusión de escenarios recurrentes en el Kojiki y el Nihongi. Posteriormente, en 1869 pasó a ser nombrado por el Kaitakushi 開拓使 (Comisión colonizadora de Hokkaido, que funcionó cual gobierno territorial hasta 1882) encargado del diseño y construcción de Sapporo, la nueva capital de la isla, así denominada por el gobierno Meiji en ese mismo año. Es suya, pues, la concepción de esta nueva ciudad en base a la capital imperial que había sido Kioto, así como los diseños del Maruyama Kōen 円山公園 (el mismo nombre que un famoso parque en el centro de Kioto) y la colocación de un templo sintoísta al lado este (el futuro Hokkaidō Jingu 北海道神宮). Así pues, Shima proyectó una modernización de Sapporo que proclamaba el avance en tanto que tradición (no contaminación), es decir, que seguía las estrategias aparentemente contradictorias de jōi 攘夷 («expulsión de los extranjeros por la fuerza») y kaikoku 開国 («apertura del país al exterior»); visión, por otra parte, compartida por la mayoría de líderes durante los primeros años del gobierno Meiji, y que se explica, en parte, como una respuesta dialéctica o de supervivencia a la presión política internacional.

La segunda de las figuras clave se trata de Kuroda Kiyotaka 黒田清隆 (1840-1900), quien tomará el relevo para el desarrollo de Sapporo. Si en un principio este había compartido la visión nativista de Shima, pronto priorizará la modernización per se del país y no tanto su forma. Algunos de los diseños públicos bajo su tutela fueron la creación del Sapporo Tokeidai 札幌時計台, utilizada como sala de prácticas del Instituto de Agricultura de Sapporo (futura Universidad de Hokkaido), y el Seikatei 清華亭 y el Hōheikan 豊平館, ambos diseñados para servir de residencia al emperador en ocasión de sus visitas. Las construcciones que dirigió Kuroda se caracterizan por un estilo arquitectónico marcadamente europeo y norteamericano, pero, a su vez, sobre todo en los interiores y en los detalles de las fachadas, imbuido de un espíritu japonés. Esta simbiosis arquitectónica refleja los esfuerzos del Kaitakushi por reinventar Hokkaido mediante el discurso de la modernidad y la causa colonial.
Finalmente, Blaxell hace referencia a Nakayama Kyūzō 中山久藏 (1828-1919), quien se encargará de introducir el cultivo del arroz en la isla a pesar de los grandes impedimentos climatológicos que suponía. Además, la disposición de los arrozales estará basada en las mismas formas geométricas tradicionales que inspiraron a Shima. De este modo, si bien las edificaciones contenían una carga simbólica y de poder muy importante, será la alteración del resto del paisaje lo que completará la naturalización de la isla. Si bien tras la instauración del gobierno Meiji, poco a poco se fue substituyendo la caza y la recolección, la agricultura y la pesca de subsistencia propia de la población ainu indígena por los negocios coloniales, el cultivo industrial, la explotación de recursos y la pesca comercial, será, con todo, el cultivo del arroz y toda la carga identitaria que contiene el verdadero punto y aparte en la percepción de Hokkaido. En la actualidad, la variante de arroz oborozuki おぼろづき propia de Hokkaido está altamente valorada en el resto de Japón, lo cual nos habla de una circulación de productos y significados que resulta en una transacción colonial perfecta (lo cual, sea dicho de paso, evidencia, una vez más, el hecho que los procesos de aculturación no son unidireccionales).

Visto ya el caso de construcción colonial de «Hokkaido», es necesario reflexionar acerca de él a través de la lente fenomenológica de Lefebvre al inicio de esta entrada y vincularlo con los procesos migratorios. Que el imperio japonés a través de colonos despojó in situ a la población local de sus modos de pervivencia y supervivencia ―entendidos como los dos objetivos universales comunes a todas las sociedades (Fernández-Martorell, 2009)― va de lo suyo. Esta invasión generará rápidamente una imposición presencial (colonos) y material (desarrollo urbanístico). En un nivel mucho más sutil se encuentra, como Blaxell analiza, la materialidad del discurso y su semiótica, o lo que sería lo mismo, la arquitectura como justificación, una urdimbre metafórica que todo lo inviste. Sin embargo, también cabe tener en consideración la experiencia vivida de colonos y colonizados, causa y derivado de estos dos niveles. La modificación del entorno no sólo altera el paisaje, sino que predispone lo que puede ser imaginado de y en él, puesto que la experiencia, que percibe esos cambios, pasa a ser otra muy distinta. Vivir Hokkaido, o aún más, emigrar a Hokkaido no solo concierne a los que físicamente se encuentran allí (de hecho nunca existió ese allí), sino a todo aquel que lo experimenta como cercano en un sentido amplio: no solo los que sienten su frío, labran sus campos, tratan con los indígenas o añoran su pueblo natal, sino también aquellos que a través de diarios, cartas, libros, fotos, comentarios, alimentos, músicas, y un larguísimo etcétera, pueden vivirlo desde fuera.

Así pues, se observa un doble recorrido migratorio que acabará confluyendo. Recorridos que parten de experiencias de la isla (Ezochi) como extraña y exótica, pero que a través de un proceso cada vez más difuso de exportación-importación de personas, materiales, prácticas, discursos y significados acaban por convertirse en experiencias de la isla como pertenencia (Hokkaido). Aquellos que emigraron más allá del estrecho de Tsugaru, retornaron permaneciendo; aquellos que permanecieron en el Japón precolonial emigraron a «Hokkaido».

Fotografías:
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Mapa de Hokkaido de 1869 (colección de mapas de Hokkaido de la Biblioteca de la Universidad de Hokkaido)

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Mapa del terreno de la oficina principal del Kaitakushi

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Oficina principal del Kaitakushi en construcción

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Oficina principal del Kaitakushi

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Casa del Estado de Massachusetts, base del diseño de la oficina principal Kaitakushi

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Capitolio de Maryland en Annapolis, base del diseño de la oficina principal del Kaitakushi

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Akarenga, sucesor de la anterior oficina principal del Kaitakushi tras su demolición en 1879 (página official, colección de fotos)

a) En torno a Shima Yoshitake 島義勇 (1822-1874)
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Retrato de Shima Yoshitake

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Recorrido de Shima por Hokkaido

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Portada del Nyūhokki

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Interior del Nyūhokki (I)

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Interior del Nyūhokki (II)

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Plano de Sapporo diseñado Shima Yoshitake

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Estatua de Shima Yoshitake en el Maruyama Kōen (página oficial)

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Hokkaido Jingu (página oficial)

b) En torno a Kuroda Kiyotaka 黒田清隆 (1840-1900)
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Retrato de Kuroda Kiyotaka

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Tokeidai (página oficial, colección de fotos)

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William Wheeler (1819-1887), aquitecto del Tokeidai

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Insituto de Agricultura de Hokkaido, futura Universidad de Hokkaido

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Uno de los primeros modelos de granero de Hokkaido, ahora parte del campus de la Universidad de Hokkaido

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Seikatei (página oficial, colección de fotos)

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Típica casa en Nueva Inglaterra, semejanza con el Seikatei

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Hōeikan (página oficial, colección de fotos)

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Casas utilizadas por antiguos samuráis tras ser enviados por el gobierno para cultivar y defender Hokkaido si fuera necesario

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Familia de antiguos samuráis en la ciudad de Kushiro enseñando su cosecha en 1887

c) En torno a Nakayama Kyūzō 中山久藏 (1828-1919)
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Retrato de Nakayama Kyūzō

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Geometría de los campos de cultivo en Hokkaido (1909)


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Arte en un arrozal de Hokkaido en 2010 (colección de fotos)

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Variante de arroz oborozuki producida en Hokkaido



       Fuentes utilizadas

Álvarez, Albert, 2012, Imaginarios sociales: las significaciones del mundo imagínico en la metrópolis contemporánea, Barcelona: Parnass Ediciones.
Beltrán Antolín, Joaquín, 2006, La diversitat cultural i el poder, Barcelona: UOC.
Blake Willis, David y Murphy-Shigematsu, Stephen, 2008, «Transcultural Japan: metamorphosis in the cultural borderlands and beyond», enBlake Willis, David y Murphy-Shigematsu, Stephen (eds.), Transcultural Japan: At the borderlands of race, gender, and identity, Londres y Nueva York: Routledge.
Blaxell, Vivian, 2009, «Designs of Power: The ‘Japanization’ of Urban and Rural Space in Colonial Hokkaidō», The Asia-Pacific Journal: Japan Focus 35 (2-9).
Vol. 35-2-09
Vol. 35-2-09
Faist, Thomas, 2010, «Diaspora and transnationalism: What kind of dance partners?», en Bauböck, Rainer y Faist, Thomas (eds.), Diaspora and Transnationalism: Concepts, Theories and Methods, Amsterdam University Press.
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Guarné, Blai, 2006, «Presentació», Revista d’Etnologia de Catalunya (29): 6-7.
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Irish, Ann B., 2009, Hokkaido: a history of ethnic transition and development on Japan’s northern island, California del Norte: McFarland & Company, Inc.
Lefebvre, Henri, 1974, La production de l’espace, París: Anthropos.
Merleau-Ponty, Maurice, 1945, La Phénoménologie de la perception, Paris: Gallimard.
Ohnuki-Tierney, Emiko, 1993, Rise as Self: Japanese Identities Through Time, Princeton: Princeton University Press.
Reis, Michele, 2004, «Theorizing diaspora: Perspectives on ‘Classical’ and ‘Contemporary’ diaspora», International Migration 42 (2): 41-56.
Sjönerg, Katarina, 2008, «Positioning oneself in the Japanese nation state: the Hokkaido Ainu case», en Blake Willis, David y Murphy-Shigematsu, Stephen (eds.), Transcultural Japan: At the borderlands of race, gender, and identity, Londres y Nueva York: Routledge.